Si algo es necesario para combatir la corrupción electoral y hacer que las urnas reflejen el absoluto y soberano querer del elector, es la educación política…De nada han servido las escuelas de liderazgo respecto de la erradicación de la ignorancia de los deberes del ciudadano correlacionado con el derecho de la participación política que contiene el artículo 40 de la Constitución Nacional y que no se difunde ni enseña. 

Dice este único artículo con deberes ciudadanos frente a 65 de derechos: 

Artículo 40. Todo ciudadano tiene derecho a participar en la conformación, ejercicio y control del poder político. Para hacer efectivo este derecho puede:

1. Elegir y ser elegido.

2. Tomar parte en elecciones, plebiscitos, referendos, consultas populares y otras formas de participación democrática.

3. Constituir partidos, movimientos y agrupaciones políticas sin limitación alguna; formar parte de ellos libremente y difundir sus ideas y programas.

4. Revocar el mandato de los elegidos en los casos y en la forma que establecen la Constitución y la ley.

5. Tener iniciativa en las corporaciones públicas.

6. Interponer acciones públicas en defensa de la Constitución y de la ley.

7. Acceder al desempeño de funciones y cargos públicos, salvo los colombianos, por nacimiento o por adopción, que tengan doble nacionalidad. La ley reglamentará esta excepción y determinará los casos a los cuales ha de aplicarse.

Las autoridades garantizarán la adecuada y efectiva participación de la mujer en los niveles decisorios de la Administración Pública.

Es de urgente necesidad en los momentos que vive Colombia, cuando está a punto de perder su democracia, soberanía, libertades y derechos, cuando va rumbo a una crisis como la que viven Cuba, Venezuela, Santo Domingo y otros países comunistas.

Si no enseñamos educación cívica, si no acentuamos el patriotismo y si no despejamos las tinieblas de la ignorancia democrática, nuestro país será presa de las garras de quienes sojuzgan, someten y arrasan derechos y libertades de las cuales, actualmente gozamos en este politiquero, corrupto, dilapidado y no bien ponderado ni amado país por nosotros, pero apreciado y ansiado políticamente por los pregoneros de una política donde mandan y se satisfacen los camaradas. 

Hemberth Javith Paz Gómez

Por gustavom

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